12. Duodécima semana: Ambiente anímico de San Juan
El esplendor de la belleza de los mundos
me obliga, desde las honduras del alma,
a liberar al vuelo cósmico
las fuerzas divinas de mi propia vida;
a abandonarme a mí mismo,
a sólo buscarme confiadamente
en la luz y el calor del universo.
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